Título: Boy Parts. Los pedazos de un chico | Autora: Eliza Clark | Traducción: Leire García-Pascual Cuartango | Editorial: Plata | Precio: 17'31€ |
Es la una de la madrugada, en seis horas me levanto para ir a mi trabajo precario en el que sirvo cafés y vendo pan a un amplio espectro de público, formado en su mayoría por guiris de la tercera edad y sin embargo, no puedo dejar de pensar en este libro. Cuando leí la sinopsis de Boy Parts me llamó la atención, pero cuando me llegó a casa no supe muy bien por qué, no entendí que vi en el argumento que me llamó tanto la atención. Fue empezar a leerlo y quedar completamente fascinada por ese inicio de historia y esa protagonista de la que cada vez te puedes fiar menos. Incluso cuando llega ese momento de entender el título, de qué quizás no sea tan metafórico, o quizás si: una incógnita constante, cierto desasosiego e incredulidad de haberlo tenido todo el rato delante de tus narices.
Lo primero que quiero decir es que entiendo por qué no gusta a todo el mundo. Desde la superficie puede leerse como una especie de American Psycho para un público femcel pasado de rosca, pero que no tiene nada que aportar nuevo. Discrepo profundamente. Soy firme defensora de esas novelas con mujeres desagradables y más allá. Mujeres que no es que sean imperfectas, es que son un peligro para todo aquel que las rodea. Irina es uno de esos personajes. Obsesionada con no comer carbohidratos y encontrar modelos perfectos pero imperfectos en cualquier esquina de la ciudad para su fotografía erótica y grotesca, y de paso, por el camino destruir la autoestima de su "amiga" Flo, con la que tiene una relación codependiente hasta la nausea, vemos a través de sus ojos la alta estima que tiene de si misma y cómo utiliza a los demás, muchas veces de manera violenta, para sus fines, sean artísticos o de cualquier tipo, siempre escudándose en un falso consentimiento: "No me dijo que no" es una frase que repite en más de una ocasión más para si misma que para los lectores: una manera de convencerse de que lo que hace no es malo mientras que al mismo tiempo, el deseo de que se la reconozca como una hija de puta sale cada vez más a flote, como si infundir miedo y asco fuera una forma de respeto que busca ganarse a pulso, como si quisiera que todo el mundo supiera de una vez que es una mierda de persona.
Añadiendo detalles de aquí y de allá, rescataría al personaje de Flo, a su blog y como Irina lo lee a escondidas, odiándolo y despreciándolo profundamente a partes iguales pero utilizándolo como una herramienta más de manipulación. Siendo un espacio en internet abierto a cualquiera, que Flo exponga las intimidades de su círculo más cercano resulta pueril y adolescente pero también demuestra lo sola y encerrada que está con Irina, aun teniendo pareja, algo que su amiga utiliza a conveniencia, minando su autoestima o siendo ese hombro que supuestamente necesita cuando a ella le conviene. Un juego psicológico intenso y pesado. Es curioso: si has vivido ciertas experiencias, puedes verte reflejada tanto en Irina como en Flo al mismo tiempo que las desprecias profundamente.
A través de la retrospectiva de la obra fotográfica de Irina y de su encuentro con sus modelos, destacando la relación que establece con "Eddie el del Tesco", podremos ver más de ella y será un trabajo complicado saber diferenciar lo que es real de lo que no. Según pasan las páginas y vamos con Irina de mano podemos sorprendernos estando de acuerdo con ella en muchas cosas y a la vez detestándola profundamente. El concepto de narrador no fiable es uno que parece que cada vez está más de moda, pero no sirve de nada hacerlo si no sabes cómo. Está claro que Clark no tiene ese problema.
El final puede parecer abrupto, que no cuenta ni resuelve nada: personalmente su simpleza y dureza son tan reales que creo que el mensaje está claro,: quién no quiere cambiar, no lo hará nunca e incluso irá a peor. Con ciertas incógnitas abiertas, Clark cierra una historia que aunque a priori nos recuerde a la mentada American Psycho, nos ofrece una mirada diferente. Un personaje femenino distinto, que rechaza conceptos, que rechaza a su círculo cercano y lo utiliza a su conveniencia. Un personaje de lo más interesante y tristemente real. Boy Parts es una obra subversiva en cierto punto no apta para cualquiera, un ejercicio que consiste en introducirse en esas personas que parece.que.su único objetivo es hacer daño a todo aquel que muestra interés genuino en ellas, a las que les das la mano y agarran el brazo. Una ventana a su sufrimiento, un sufrimiento con el que no eres capaz de empatizar porque dicho sufrimiento viene de no poder hacer sufrir a los demás Si decidís leerlo, tenéis que asumir bien frente al tipo de novela que estáis. Una vez pasado esa primera barrera, os aseguro que os sorprenderá.
Lo primero que quiero decir es que entiendo por qué no gusta a todo el mundo. Desde la superficie puede leerse como una especie de American Psycho para un público femcel pasado de rosca, pero que no tiene nada que aportar nuevo. Discrepo profundamente. Soy firme defensora de esas novelas con mujeres desagradables y más allá. Mujeres que no es que sean imperfectas, es que son un peligro para todo aquel que las rodea. Irina es uno de esos personajes. Obsesionada con no comer carbohidratos y encontrar modelos perfectos pero imperfectos en cualquier esquina de la ciudad para su fotografía erótica y grotesca, y de paso, por el camino destruir la autoestima de su "amiga" Flo, con la que tiene una relación codependiente hasta la nausea, vemos a través de sus ojos la alta estima que tiene de si misma y cómo utiliza a los demás, muchas veces de manera violenta, para sus fines, sean artísticos o de cualquier tipo, siempre escudándose en un falso consentimiento: "No me dijo que no" es una frase que repite en más de una ocasión más para si misma que para los lectores: una manera de convencerse de que lo que hace no es malo mientras que al mismo tiempo, el deseo de que se la reconozca como una hija de puta sale cada vez más a flote, como si infundir miedo y asco fuera una forma de respeto que busca ganarse a pulso, como si quisiera que todo el mundo supiera de una vez que es una mierda de persona.
Añadiendo detalles de aquí y de allá, rescataría al personaje de Flo, a su blog y como Irina lo lee a escondidas, odiándolo y despreciándolo profundamente a partes iguales pero utilizándolo como una herramienta más de manipulación. Siendo un espacio en internet abierto a cualquiera, que Flo exponga las intimidades de su círculo más cercano resulta pueril y adolescente pero también demuestra lo sola y encerrada que está con Irina, aun teniendo pareja, algo que su amiga utiliza a conveniencia, minando su autoestima o siendo ese hombro que supuestamente necesita cuando a ella le conviene. Un juego psicológico intenso y pesado. Es curioso: si has vivido ciertas experiencias, puedes verte reflejada tanto en Irina como en Flo al mismo tiempo que las desprecias profundamente.
A través de la retrospectiva de la obra fotográfica de Irina y de su encuentro con sus modelos, destacando la relación que establece con "Eddie el del Tesco", podremos ver más de ella y será un trabajo complicado saber diferenciar lo que es real de lo que no. Según pasan las páginas y vamos con Irina de mano podemos sorprendernos estando de acuerdo con ella en muchas cosas y a la vez detestándola profundamente. El concepto de narrador no fiable es uno que parece que cada vez está más de moda, pero no sirve de nada hacerlo si no sabes cómo. Está claro que Clark no tiene ese problema.
El final puede parecer abrupto, que no cuenta ni resuelve nada: personalmente su simpleza y dureza son tan reales que creo que el mensaje está claro,: quién no quiere cambiar, no lo hará nunca e incluso irá a peor. Con ciertas incógnitas abiertas, Clark cierra una historia que aunque a priori nos recuerde a la mentada American Psycho, nos ofrece una mirada diferente. Un personaje femenino distinto, que rechaza conceptos, que rechaza a su círculo cercano y lo utiliza a su conveniencia. Un personaje de lo más interesante y tristemente real. Boy Parts es una obra subversiva en cierto punto no apta para cualquiera, un ejercicio que consiste en introducirse en esas personas que parece.que.su único objetivo es hacer daño a todo aquel que muestra interés genuino en ellas, a las que les das la mano y agarran el brazo. Una ventana a su sufrimiento, un sufrimiento con el que no eres capaz de empatizar porque dicho sufrimiento viene de no poder hacer sufrir a los demás Si decidís leerlo, tenéis que asumir bien frente al tipo de novela que estáis. Una vez pasado esa primera barrera, os aseguro que os sorprenderá.
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